«En mayo de 2003 un comando compuesto por políticos del Partido Popular compraron unas elecciones para gobernar la Comunidad de Madrid. No tardaron en librarse de la prisión, con ayuda del Poder Económico que les había ayudado a prostituir los votos de los ciudadanos de Madrid, a pesar de los delitos que sí habían cometido. Hoy, buscados todavía por el Gobierno manipulan, engañan y delinquen como Espías con grandes Fortunas. Si tiene usted algún problema y se los encuentra quizás pueda usted contratarlos para perseguir, extorionar y amenazar a cualquiera que le moleste.»
Así comenzaría la versión española del serial «Equipo A». Todavía resulta increíble pensar que estas mismas personas que se llevaban las manos a la cabeza y se rompían las gargantas pidiendo la dimisión de Pedro Castro por pronunciar una simple palabra, ahora mantengan este complice y asqueroso silencio en relación al, posiblemente, mayor caso de corrupción política de la democracia española. Con estos mismos protagonistas ya tuvimos la verguenza de asistir a la compra descarada de miles de votos de ciudadanos en las elecciones a la Asamblea de Madrid en Mayo de 2003 con el único proposito de recuperar el Gobierno de Madrid que se había perdido en las urnas por parte de Esperanza Aguirre. La lideresa, en aquel momento, que no presidenta ya que no había conseguido los votos para gobernar, utilizó el poder económico derivado del urbanismo y la banca para comprar el voto en la Asamblea de Madrid de dos diputados del PSOE y así evitar la investidura como Presidente de Rafael Simancas. Esta situación derivó en una repetición de los comicios que le dió, por fín, el gobierno a Esperanza Aguirre. Nunca en la historia de España se habían comprado unas elecciones y los votos de sus ciudadanos, pero como la falta de pruebas para relacionar de forma directa la actitud de estos dos diputados «socialistas» con una posible compra de sus voluntades, tuvimos que dar por bueno aquello del barco «como animal acuático». Ya sabemos que los ladrones o delincuentes de «guante blanco» no dejan de ser delincuentes, pero son especialistas en la teoría del «crimen perfecto»: «Aunque lo sepas con certeza, no podrás cogerlos».
Seguir leyendo »